Muchos padres saben lo que es tener un hijo con problemas de leguaje y lo agobiante que esto puede llegar a ser. La pregunta que nos hacemos cuando vemos que nuestro hijo no evoluciona como los demás niños es ¿Qué le pasa a mi hijo? Muchos dicen de poner a los hijos en manos de especialistas, ¿y por qué no?, pero también ¿por qué sí?
Cada niño tiene un ritmo diferente de aprendizaje y un diferente nivel en el lenguaje, ¿cuando es preocupante? Cuando el niño no articula palabra y tiene más de tres años. Cuando el niño tiene cinco años y no sabe formar frases, entonces si sería preocupante.
Se habla de dos tipos de problemas: el Retraso del Lenguaje y el Transtorno Especifico del Lenguaje. En el RL se ha observado que los niños aún sin recibir apoyo evolucionan favorablemente, en cambio los TEL aún recibiendo apoyo no muestran a veces mejoría.
El retraso del lenguaje se caracteriza por llegar a los 24 - 36 meses con un lenguaje muy reducido que no llega a superar las cien primeras palabras y dificultad de combinar dos o más palabras, esto lleva al niño al riesgo de padecer un trastorno en el lenguaje.
Os dejo un articulo interesante que nos habla acerca de esto: http://www.redalyc.org/pdf/647/64723234023.pdf
A nuestra hija mayor le costaba centrar la atención en las cosas y no lograba formar frases largas ni decir lo que había hecho primero o después porque la niña no podía concentrarse. Nuestro hijo pequeño hablaba muy poco, tan poco que el fue involucionando, si con seis meses empezó a decir monosilabos como: pa - ma - ta - ba meses después los omitió y pronto sus palabras desaparecieron. Posteriormente comenzó a decir papá y luego mamá, y así fue aumentando su dialogo. Con mi hija mayor yo hablaba, aunque normalmente siempre estabamos solas, la niña siempre estaba conmigo, a todas horas. Con el niño pequeño fue distinto, con el hablabamos mucho más, teniendo en cuenta que él tenía una hermana mayor y que saliamos más; pero el no hablaba. Así fue creciendo, sin hablar. Todavía recuerdo cuando fuimos de visita a la pediatra, que tiempo después dijo que pensaba que al niño no se le había estimulado, como si el niño estuviese solo y abandonado todo el tiempo. Mi hijo se sentó con una edad "normal" sin embargo a veces podía tocar sus piernas con su cabeza y pese que andó antes que su hermana, a los catorce meses, estuvo hasta los dos años caminado como un niño que empieza a andar. Saliamos a caminar y mi pequeño apenas podía andar bien. Le costaron muchas cosas, como aprender a ir al baño, todos creían que tenía un problema, que no le estimulabamos o a saber que teorías tenían. El niño fue victima de mi depresión, que comenzó cuando el se gestaba en mi interior. En el embarazo vuelven nuestros fantasmas, pero es que además, cabía la posibilidad de que mi hijo estuviese mal y yo tuviera que abortar, aquello me dio un golpe tremendo en el corazón. Mi hijo nació bien, pero pasé los primeros meses de su vida sumida en la tristeza hasta que ya no me quedaba más llanto y decidí luchar.
Jaume pasó por muchas pruebas desde antes de nacer. Una ecocardiografía y otras ecografías de control. Cuando nació no pasó la prueba de oido así que tuvimos que repetirla muchas veces con mal resultado porque mi hijo desde que nació mamaba, así que eso dificultada las pruebas, necesitaban a un niño de biberón que se durmiera lejos de su madre para ejecutarla, no era el caso; por fortuna un día una profesional lo dejó a mi lado y pudimos hacer la prueba que fue satisfactoria. El hemangioma de mi hijo fue creciendo cuando tenía un mes de vida hasta que pasó a molestarle mucho, para la deglución, para el habla y a veces para respirar.
Recuero las personas que me dijeron, si es sólo por estética que el niño se quede así... Nunca mi lucha fue sólo por estética.
Mi hijo recibió un tratamiento con corticoides que le hicieron hincharse, su cara estaba muy inflamada, y su cuerpo no tanto, a partir de allí mi hijo creció menos...
El día que nos dieron aquel tratamiento estaba mi suegra conmigo que insistía en si había otra opción para quitarle aquel hemangioma que estéticamente no era agradable de ver, pero que le dificultaba el movimiento de la boca; pero no, nos negaron el tratamiento, a cambio recibió la cortisona que según el dermatologo NO TRAERÍA efectos secundarios al niño. Existía otra posibilidad para quitarlo, infiltraciones que no quisieron hacer por dolorosas, ¿pero no era ya suficiente el sufrimiento de mi hijo y de todos los que lo rodeabamos?
Yo no podía evitar ver a mi hijo con la cara de tristeza y de pena por aquello que tenía en su labio... mi hijo vivió siempre rodeado de pena. Mi hijo nunca debió vivir así y ahora lo sé. Cada vez que salía a la calle la gente me preguntaba si tenía una herida encima del labio; el lo sentía, pero Jaume es digno de ADMIRACIÓN. A partir de las corticoides el niño tuvo que ir con muchos especialistas, nos pasabamos la vida del hospital a casa, de casa al hospital.
El nacimiento de mi pequeño fue dificil, mi hijo tuvo que enfrentarse junto a mí a un nacimiento en posterior, su espalda estaba pegada a la mía. El nació un día de San Juan y ya desde el momento en que fue concebido fue un niño especial. Media hora después de esforzarnos el asomo la cabeza y unas vueltas de cordón en el cuello que la matrona le quitó. Mi niño tenía los ojos muy inflamados y no dejaba de llorar.
Hay cosas que nos marcan en la vida y sé con certeza que todas aquellas cosas marcaron a mi hijo. Hoy es un niño tímido y aquella timidez le dificulta aprender, le dificulta centrarse, le dificultó hablar, y ahora relacionarse con los otros.
Mi hijo recibe apoyo en su colegio, asiste con la logopeda y además tiene una clase de apoyo. Lo ha visto una logopeda foniatra y un otorrino, que por cierto, la logopeda foniatra ya le dio el alta. El otorrino le va a operar para ponerle unos tubos de ventilación que le ayudarán a expulsar la mucosidad que se le va a cumulando en los oidos. El año pasado mi hijo se enfermó mucho, lo que ayudó a que no recibiera el apoyo en el colegio. Los demás niños ya empiezan a leer y a escribir, el mío apenas lee unas palabras y escribe un poquito, lo que le ha causado miedo y pide que le cambie de colegio...
Ayer inicié una terapia para ayudar a mi hijo. Con la certeza de que los problemas que tiene, un deficit de atención, un retraso madurativo, nacen en el hogar, estoy dispuesta a cambiar los patrones que hacen que mis dos hijos tengan los problemas que tienen.
Ayer vi que mi hijo no quiere crecer, que es más fácil ser un niño pequeño siempre; también comprendí que yo tengo el poder de ayudarle a crecer.
Ayer pasé toda la tarde con mis hijos, trabajando con ellos. Recogimos el salón después de comer, la mayor se puso a leer y luego nos fuimos al parque, salimos a comprar una crema que no hallamos y después, cuando regresamos, nos pusimos, el pequeño y yo, a trabajar junto a su padre en unos libros y cuadernos que los despistados de los reyes magos dejaron escondidos detrás del árbol de Navidad. Pero además le teníamos una sorpresa super especial que le ayudará un montón: ¡¡el jueves comienza Karate!! Justo antes de dormir nos pusimos a jugar con los playmovil con la promesa de que hoy será un gran día.
Mi teoría es que mi hijo no quiere crecer. El niño es tímido, la timidez es miedo, y él tiene miedo a crecer.
Estoy haciendo una terapia conmigo misma que se trata de aumentar el autoestima y de sanar a la niña herida de mi interior, a la vez voy a sanar a mis hijos, eso lo he entendido y lo tengo claro. Sin el trabajo que estoy haciendo no hubiese tomado al toro por los cuernos.
¿Qué más me falta? El teatro. Todos sabemos que el teatro ayuda mucho a los niños con el problema de mi hijo. Pues mi hijo también hará teatro, ¡sí! os mostraré su evolución en el teatro, que por supuesto será dentro de casa con su madre.
Vamos a ayudar a mi pequeño a crecer.
Os invito a leerme, entraré a escribir cuando pueda, ellos me necesitan más que nunca. Luego os contaré sobre mi hija tambien y sobre nuestros avances.
(Imagen tomada de google)
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