"Quizá fue mi singular infancia con extensos periodos en cama o las carencias vividas las que me hicieron tener una imaginación infinita que añoraba en mis momentos más duros. Muchas veces cuando veo esta flor, "ya madura", la fotografío y pienso, "pide un deseo". Conectar con mi yo interior fue un proceso largo en el que re aprendí a saborear instantes, soplar flores, tirar piedras y sentir las texturas de los cipreses con mis manos adultas para sanar a la mujer y a la niña que vive dentro. Esas cosas fueron muy importantes para la salida de las profundidades de mi noche más oscura... de la que salí con golpes y arañazos que me hicieron más fuerte y un poco más flexible. A veces, cuando no hay más opción, es cuestión de cerrar los ojos o ver fotografías y dejar volar nuestra imaginación... igual que los olores nos traen imágenes... las imágenes nos traen olores y nos hacen viajar. Ese es el don de todos los hombres y el poder del arte gracias a...
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