Era de cuerpo frágil, de sonrisa valiente y una mirada, ¿Cómo describirla? Quizás llena de ternura. Su voz era una especie de música que se entremezclaba con silbidos de aves, su pelo era como rizos desbaratados y sus pasos eran desgarbados. Parecía no importarle nada, parecía disfrutar de la vida y arrancar con cada bocanada de aire una flor al viento. La fortuna no le sonrió, sin embargo fue afortunado, vivió como quiso vivir y murió tal vez como no quiso pero hizo creer que quería, no se si fue verdad, no lo se, no se cual fue la verdad, solo se que se fue. Su tez era de color miel, ya lo he descrito con esas pocas palabras, pero aunque me quedan muchas más, parece que se me gastan, parece que se me acaban, una rara sensación.
El era tan joven, tan frágil, tan el. Hace tiempo que no le veía, dada la lejanía y aun me cuesta creer que ya no este y que cuando quiera verle, al visitar aquel país vestido de tres colores, ya no le veré.
Llorar he llorado y me entristecí por el, por que no vera a los hijos que nunca tuvo, por que no amara a la mujer con la que nunca se caso, nunca será abuelo de los nietos que no tendrá. Sin embargo guardo su imagen de niño bueno, de niño frágil, con sonrisa valiente, su mirada tierna y su voz de música con cantos de aves, aquella cabellera adornada de rizos desbaratados, pero supongo que es inevitable sentirse triste.
La noche vino para el, los minutos se volvieron eternos de un momento a otro, el tiempo para el se detuvo, ya han pasado unos cuantos meses, pero eso nunca se olvida. El era mi primo y siempre quise protegerlo, ¿Pero y lo hice? ¿Cuántas palabras que quise que escuchara no escucho? No lo se, simplemente aprendí con ello que debo decir a todos, todo lo que quiera, en vida.
D. E. P. S.
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