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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Verano y tú.

Verano y tú.     ¿A caso los planes saldrían de acuerdo a lo previsto? Era un día de verano, un verano lluvioso, los campos estaban verdes, era de tarde; cuando caminabas por las calles cercanas a los sembradíos olía muy fresco. Habían pasado ya unos días sin llover, la tierra estaba pegada al suelo pero no era notable la humedad. Estaba sentada esperando la llegada de la tarde, tenía los ojos perdidos en el horizonte, sentada bajo un árbol que me protegía del sol, admirando aquellos sembradíos como quien admira el pasar de los años. Los años habían pasado por allí, era como si aquellos campos lo guardaran todo, yo podía contemplar las historias y volverlas a vivir, incluso aquellas que yo no había vivido, aquellas que me habían contado. Esperaba la pasada de las horas, a menudo me parecían lentas, las horas a penas se pueden percibir, no se pueden medir siquiera al contemplar una flor cuando se abre, para eso hacen falta días. Miré el reloj, tan solo faltaba media hora. Me