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La locura en la pandemia



“Señora, que no se me acerque, por favor”, le dije en mi cabeza a una mujer que debía rondar mi edad. Estaba a dos palmos de mí. Aquella escena me recordó a los años en los que no podía aguantar que las personas se acercaran tanto a mí, estaba quizás a un metro, no lo sé. Necesito distancia, ¿qué parte de la distancia de dos metros es la que no entienden?
Coronavirus: ¿podría esta pandemia de covid-19 hacernos más ...A veces ya no sé si es la parte antisocial la que pide a gritos que se alejen o simplemente la parte lógica que busca que los bichos se mantengan a una distancia razonable y no puedan agarrarse a mi ropa. Es probable que sea la segunda.
“Señora, en un espacio de 3 metros cuadrados no podemos estar 3 personas”, pienso e intento alejarme y la miro y mi cuerpo me delata y mi cara, aunque la mascarilla enmascare, nunca mejor dicho, lo que mis expresiones faciales están diciendo, pero no los ojos, los ojos nunca mienten...
No, nadie tiene prisa, pero si tienen una extraña propensión a acercarse a las demás personas a menos de un metro.
“No no, ni si quiera me toques, no por favor. Llevo un spray con alcohol que no voy a dudar en utilizar si me tocas”.
La locura de la gente es ahora el querer acercarse, invadiendo tanto el tan añorado espacio personal de 3 metros. Oh, que maravilla, si no fuera porque estamos pasando por una etapa critica en la historia de la humanidad este sería lo que hemos soñado tanto, introvertidos; pareciera que al fin las leyes interpersonales se hubieran puesto a nuestro favor, quizá con el tiempo triunfe esta nueva moda: a tres metros por favor.
“Fuera de mi vista, bueno, de hecho no te veo, estoy perdiendo facultades visuales así como auditivas”, digo en mi cabeza cuando estoy a más de 5 metros de ella. Vuelvo a respirar. Los putos virus imaginarios no paran de aparecer y a veces se esconden en lugares insospechados y si tú no los ves es porque ya los tienes. Esta es la locura en la pandemia pero esta vez la loca no soy yo. 

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